Se llama Silvia y casualidades de la vida la llevaron a dedicarse a la traducción jurada. Ella, que había empezado en el mundo de los idiomas como traductora literaria, ha terminado dedicándose a un tipo de traducción en el que nunca antes había pensado.

1- ¿Qué te llevó a ser traductor jurado? ¿Cuántos años llevas en el gremio?
Me llevó un poco la casualidad, empecé como traductora literaria pero tengo varios amigos que son traductores jurados y que me animaron a presentarme al examen. Llevo en este gremio diez años.

2- Los traductores jurados, a diferencia de los otros traductores tienen que pasar unos exámenes oficiales para conseguir la certificación, ¿fue muy complicado pasar el examen oficial?
Yo me presenté en dos ocasiones. La primera, para ver cómo era el examen, y la segunda, al año siguiente, con una perspectiva de aprobarlo. Creo que para personas que tengan una cultura general y hayan dedicado tiempor a familiarizarse con los sistemas jurídicos de los países con cuyas lenguas trabajen, no debería de ser demasiado difícil. No obstante, ahora las normas de los exámenes han cambiado.

3- ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
La sensación de que el trabajo que hago sirve para que otras personas mejoren sus vidas. Pienso en la gente que necesita obtener permisos de trabajo, trámites de residencia y nacionalidad, estudios, ya sea en nuestro país o en el extranjero, e incluso en homologaciones de sentencias que permiten que las vidas de personas particulares mejoren.

4- ¿Cuáles son los documentos oficiales que más se suelen traducir y por qué?
Sin duda en portugués son certificados de antecedentes penales, certificados de nacimiento y matrimonio, especialmente de Brasil, así como documentos académicos. Hay un número elevado de ciudadanos/as brasileños/as (con o sin formación superior – por ejemplo, durante el estado de alarma se ha contratado a neumólogos cuyos expedientes he traducido) que están trabajando aquí.

5- ¿De qué idioma eres traductor jurado?
De portugués.

6- ¿Por qué son necesarios hoy en día los traductores jurados?
El proceso de globalización imparable en el que vivimos inmersos, especialmente en España, donde por un lado tenemos déficit de población joven – lo que implica importación de mano de obra extranjera, como decía cualificada y no cualificada-, y por otro lado, tenemos «fuga de cerebros», dado que también me ha tocado traducir documentación de españoles con formación superior que se van a trabajar a Portugal, Brasil y Angola.

7- Seguro que a lo largo de tu carrera te has encontrado con muchas situaciones diferentes, ¿cuáles son las principales inquietudes de los clientes que piden una traducción jurada?
Es cierto, he encontrado todo tipo de situaciones. En general lo que suele suceder es que no hay claridad en cuanto a qué documentación necesitan y cuáles son los procedimientos. La mayoría de la gente no sabe qué es un traductor jurado, ni qué es una apostilla. Y esto, en mi opinión, significa al fin y al cabo que queremos ser ciudadanos del mundo pero no sabemos qué significa realmente esto, ni cómo llevarlo a cabo. En este sentido, intento siempre facilitar información, o indicarles a los clientes qué preguntas deben hacer para asegurarse de que la documentación está en orden. Por ejemplo, en el caso de la documentación que va para Portugal, si se la exigirán apostillada o certificada en el Consulado o no, dependiendo de la naturaleza del procedimiento que necesiten llevar a cabo.

8- ¿Alguna anécdota o cosa curiosa que te haya pasado en todos tus años de ejercicio?
Sí, hay varias anécdotas, no siempre positivas. El peor recuerdo que tengo es haber traducido el informe de autopsia de una persona joven, encargado por su familia. Y lo mejor que recuerdo es una persona que no sabía que tenía derecho a la nacionalidad, llevaba muchos años trabajando fuera de su país, lejos y sola, y cuando se enteró de esto me llamó llorando de alegría, me decía que me había llamado a mí antes que a su madre. Fue muy gratificante.

9- ¿Cómo debe ser, a tu juicio, un traductor jurado?
Creo que un traductor jurado debe ser todo lo riguroso que pueda en su trabajo, pero al mismo tiempo debe ser consciente del lado humano. Muchas veces se trabaja maquinalmente, al margen de las personas y creo que si se hace desde esta perspectiva se puede perder una parte gratificante (quizás la única, porque es un trabajo de muchos datos, y a veces muy repetitivo). En ese sentido, veo con frecuencia que se evita orientar al cliente para evitar responsabilidades, o quizá porque resulta más cómodo, pero sería conveniente pensar que no todo el mundo tiene herramientas para acceder al ejercicio de la ciudadanía en las mismas condiciones que tenemos otras personas.

10- ¿Qué destacarías de trabajar en una agencia de traducción jurada como Iuratum?
Lo que más me gusta de Iratum es la sensación de pertenencia, de proximidad y al mismo tiempo de compromiso con los clientes finales. No es la primera vez que tenemos situaciones como las que he descrito, y el equipo de Iuratum siempre se interesa por la mejor forma de resolver para el cliente, es riguroso y dedicado en el ejercicio de su trabajo, e impecable en la parte que respecta a la relación con su equipo de traductores. En resumen, me gusta mucho trabajar así. Es más humano, sin dejar de ser efectivo y riguroso.

Os felicito y agradezco a todo el equipo de Iuratum vuestra forma de trabajar y la oportunidad de compartir estas experiencias e impresiones.