Tanto si estás trabajando como si alguna vez lo has estado, es probable que te encontraras con algún jefe que te mandara a hacer tareas para las que realmente no se te había contratado. Pero las has hecho. Ya sea por lealtad con el jefe o porque te encanta tu puesto de trabajo, alguna vez has realizado encargos que no estaban dentro de tus competencias. Es normal. A todos nos ha pasado alguna vez, sin embargo, cuando se trata de hablar de traducciones juradas, la cosa cambia. ¿Sabes qué tareas son las que no puede hacer un traductor jurado? Te contamos algunas de ellas. ¡Así conocerás mucho mejor cuál es el trabajo de agencias de traducción como Iuratum!

No legaliza documentos

Cuando se le explica al cliente que un traductor jurado suele «dar fe» de la legalidad de un documento, a menudo lleva a equívocos. Los traductores oficiales no legalizan ni compulsan documentos. Esa tarea es exclusiva de los notarios y otros funcionarios públicos que tengan autorización para ello.

Tampoco convalida los documentos

¿Si le llevo mi título universitario al traductor jurado me lo convalidará y homologará a otros países? No. Cuando en otro país te piden la traducción jurada de un título universitario, puede que sea para comprobar si reúnes los requisitos para acceder a una determinada titulación o a algún trámite similar. Eso no quiere decir que tu título universitario esté ya convalidado para ejercer en ese país. Así que no, la traducción oficial de un documento no siempre es determinante para su convalidación final. Todo eso depende de los convenios internacionales por los que se rigen los países.

Así que los que necesiten una traducción oficial de su expediente académico o título universitario, tal vez se encuentren con que al llegar a otro país, este no corresponde del todo con las titulaciones que tienen allí. Es probable, y ha pasado algunas veces, que el título no tenga ni tan siquiera el mismo número de créditos.

Un  traductor jurado no es un letrado

Un traductor jurado tampoco es abogado y, lo más probable es que no tenga la carrera de Derecho. Así que un traductor oficial tampoco puede dar asesoría jurídica a los clientes (a menos que esté seguro de la información que pueda transmitir, como consejo, claro). Estos profesionales de la traducción se ocupan de eso: de traducir documentos oficiales a otras lenguas.