En muy pocos años, trámites que antes requerían acudir físicamente a oficinas de extranjería o al Registro Civil han pasado a gestionarse mediante plataformas digitales que permiten descargar certificados, presentar solicitudes y obtener resoluciones directamente en formato electrónico. Este salto tecnológico, impulsado por herramientas como la plataforma telemática Mercurio en el ámbito de extranjería y por el sistema DICIREG en el Registro Civil, ha transformado por completo la relación del ciudadano con la Administración… y, de forma directa, el ejercicio profesional de la traducción jurada.

digitalización en administración

Un sistema de extranjería y un Registro Civil cada vez más electrónicos

La gestión telemática de extranjería se ha consolidado como el canal principal para presentar autorizaciones iniciales, renovaciones, trámites de reagrupación o solicitudes de residencia. Los expedientes se presentan íntegramente en línea y los documentos adjuntos se envían en formato digital, a menudo con firma electrónica o códigos de verificación. Esto ha convertido al PDF en el nuevo “original oficial” para muchos procesos.

Mientras tanto, el Registro Civil avanza hacia un modelo completamente electrónico gracias a la implantación de DICIREG, que ya integra centenares de oficinas en España y la totalidad de la red consular. Actas de nacimiento, certificados de matrimonio o inscripciones de defunción se expiden ahora como documentos digitales firmados electrónicamente, con plena validez jurídica y sin necesidad de soporte físico. El ciudadano recibe un archivo, no un papel, y ese archivo es el que posteriormente necesita traducir para usarlo en trámites nacionales o internacionales.

¿Se han digitalizado las traducciones juradas?

La transición del papel al documento electrónico ha modificado la propia naturaleza del trabajo del traductor jurado. Hasta hace pocos años, la traducción se realizaba sobre documentos físicos y el resultado se entregaba igualmente en papel, firmado y sellado manualmente. Hoy, en cambio, muchos originales llegan en formato electrónico y la traducción puede generarse también como un documento digital, siempre que cumpla los requisitos legales.

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Este cambio se ha consolidado con la normativa que permite al traductor jurado emitir traducciones electrónicas firmadas digitalmente mediante un certificado cualificado. La traducción en PDF adquiere así la misma validez que una traducción en papel, siempre que el profesional firme digitalmente el documento completo —incluyendo original y traducción— y garantice su integridad. Gracias a ello, el proceso se vuelve más ágil, ya que el cliente puede recibir su traducción de inmediato y presentarla directamente en la plataforma donde tramitará su expediente.

Sin embargo, esta modernización exige cierta adaptación. Aunque la ley reconoce plenamente la validez de las traducciones electrónicas, la aceptación práctica aún varía entre organismos. Algunas administraciones ya admiten sin problemas traducciones en PDF firmado, mientras que otras mantienen la preferencia por el formato físico. Esta falta de homogeneidad obliga al traductor a confirmar con el cliente el destino de la traducción y a verificar si el organismo receptor está preparado para recibir documentación electrónica.

Además, no todos los documentos electrónicos extranjeros pueden verificarse fácilmente con herramientas españolas. Firmas digitales internacionales, códigos de verificación emitidos en otros formatos o sistemas de autenticación no compatibles pueden generar dudas al profesional, que deberá analizar cuidadosamente cada original, comprobar su validez y reflejar en la traducción los elementos que permitan su correcta identificación.

Ventajas y retos para clientes y traductores jurados

La digitalización ofrece ventajas evidentes: las traducciones se entregan con mayor rapidez, sin necesidad de mensajería ni desplazamientos, y los traductores pueden trabajar para clientes de cualquier lugar del mundo. La trazabilidad mejora y el archivo digital facilita conservar correctamente los trabajos, algo especialmente útil en un sector que exige guardar copias íntegras de originales y traducciones.

A pesar de todo, persisten desafíos importantes. La coexistencia entre el papel y el documento electrónico provoca cierta incertidumbre en algunos trámites. No siempre está claro qué acepta cada organismo, por lo que la comunicación previa entre cliente y traductor es fundamental. También aumenta la responsabilidad del profesional en materia de seguridad digital: gestionar archivos firmados, proteger documentos sensibles y garantizar envíos seguros ya no es opcional, sino parte esencial del ejercicio profesional.

Recomendaciones prácticas en este nuevo escenario

Para desenvolverse con seguridad en este entorno digital, el traductor jurado debe mantenerse actualizado sobre la normativa y sobre el correcto uso de la firma electrónica. Resulta imprescindible comprobar que el documento original tiene validez jurídica y confirmar que la administración destinataria acepta traducciones electrónicas. Asimismo, conviene conservar de forma segura los archivos originales y las traducciones firmadas, emplear canales protegidos para las entregas y asegurarse de que la firma digital se aplica de manera adecuada al conjunto del documento.

La digitalización de los trámites de extranjería y del Registro Civil no es una simple modernización administrativa, sino una transformación profunda que redefine la práctica de la traducción jurada. La evolución hacia documentos electrónicos y firmas digitales impulsa procesos más rápidos y eficientes, pero también obliga a los profesionales a adaptarse, formarse y asumir nuevas responsabilidades técnicas. En un sector que avanza con rapidez hacia lo digital, los traductores que entiendan estas nuevas dinámicas serán quienes logren posicionarse mejor en el futuro inmediato.