Hay países que con el paso del tiempo han cogido mala fama. Desde que empezó la crisis el trapicheo y los chanchullos crecen hasta debajo de las piedras. Pero con nosotros, los traductores jurados, no valen los tejemanejes. Con la ley en la mano te decimos que nuestra fuerza de voluntad y profesionalidad es inquebrantable. Ni por  todo el oro del mundo conseguirías que un traductor jurado haga algún que otro chanchullo en su trabajo. La ley es la ley y solo tenemos margen para cumplirla. Hay ‘encargos’ que no siempre se pueden cumplir, sobre todo si obligan a hacer una traducción jurada… a la carta.

1- Jurar la primera y última hoja de un documento

Que a un traductor jurado le cuelen un ‘fake’ es cosa suya, pero otro aspecto muy distinto es que un cliente le pida que solo jure la primera y última hoja de un documento. Hay muchos que aprovechan la coyuntura para una vez el traductor oficial ha entregado el documento, incluir nuevas páginas en él. Afortunadamente, ya no es posible hacer este ‘chachullo’. La normativa obliga a presentar copias del documento con todas las páginas selladas y fechadas.

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2- Jurar un documento oficial que es falso

Supongamos que llega a nuestra agencia de traducción jurada un encargo un tanto singular: traducir un documento falseando sus datos. Por ejemplo, si se trata de la traducción jurada de un título universitario y eres graduado en Enfermería y quieres que el traductor acredite que eres Licenciado en Medicina. Te avisamos de que está prohibido que el traductor jurado dé fe de un documento que es falso. Se podría meter en un buen lío si lo hace, aunque estamos convencidos de que los traductores profesionales no aceptarían ese tipo de encargos. Además, a la hora de presentarse una traducción jurada ante cualquier organismo oficial, hay que hacerlo con su original. El chanchullo serviría de poco.

3- Fiarse de explicaciones que no están en el documento

Eso de que el cliente siempre tiene la razón es cierto, pero en ocasiones también es relativo, al menos cuando se trata de dar validez a un documento oficial y ves que lo que el cliente te cuenta no tiene ningún reflejo en el documento del que se debe hacer una traducción jurada. Un traductor jurado profesional deberá pedir al cliente que le envíe siempre el original (escaneado, en pdf o en una fotografía). Está bien que como primera toma de contacto, el cliente relate por e-mail sus requerimientos. Tal  vez así  el traductor jurado pueda adelantar algo de trabajo sin ver el original, pero antes de hacer algún envío o de dar por finalizado el encargo, el profesional deberá pedir al cliente el original para dar fe de que el trabajo se ha hecho adecuadamente. No sería la primera vez que un traductor traduce lo que quiere el cliente sin ser totalmente certero.